Thiago y los muros de nubes; u otro nombre de llamar a la maldad



En tiempos de Lola Mariné, los nombres eran impuestos… No, no me refiero a que te hiciesen pagar por ellos…, salvo quizás una poca vergüenza al mes…. Lo que yo quería decir es que antes te ponían un nombre y ya con él tenías que cargar. Hoy día no, y, ¡miraros!, en orden cronológico, ni siquiera con candíl:

- Esthertxhu

- Orologiaio

- Kina

¿No notáis que vamos a peor?

A veces intento como es natural en mí el ser optimista, y me digo: “No, Carmita, mi vida, será que llegaron tarde y ya no quedaban nombres normales…”, pero, sinceramente, ¡Orologiaio?, ¿qué diantres significa eso?

Pero bueno, bueno, bueno, hoy es traigo un chisme, un conflicto reciente en las tierras de blogosfera, que es como un caramelo del comportamiento humano.

Sucedió en unos “muros de nubes” y me lo contó Ant bajo promesa sincera de que no contara nada. Me temo que soy una chica muy mala… Cuánto lo siento, querido, debí hablarte de mi amiga Edelmira Mivida

La conocí en un internado en Suiza siendo ambas unas chiquillas. Era una niña discreta y educadísima. Podías quitarle cualquier cosa que tuviera encima, ¡incluso aunque se lo hubiesen comprado ese día! Ni siquiera recuerdo haberla visto comer, de lo educada que era.

Pues la cuestión es que según fuimos creciendo con más o menos gracia, Edelmira Mivida se convirtió en la confidente de todo nuestro pequeño nido de amigas. El primer beso, un romance, el primer escarceo, los primeros cuernos… todo lo sabía Edelmira por nosotras mismas, ¡y jamás dijo nada a nadie de las tremendas sabrosidades que le confiábamos!

Total que Edelmira Mivida murió llenita de tumores y no hay quien me quita de la cabeza que todo fue por guardarle secretos y secretos a nadie. ¡Lo que se sabe hay que lanzarlo con fuerza al aire!, ¡alegrarse y aprender de las miserias y calamidades ajenas! A fin de cuentas, Ant querido, la mierda huele menos a mierda cuando tratas con frecuencia con ella.

Lo que os cuento, como os decía, sucedió en este blog llamado “muros de nubes”. ¡Qué poético!, ¿verdad? Un muro de nubes. Un precioso precioso camión cubierto de mariposas y flores, que me atropelló y me tiró veinte metros y me escachó lo que viene siendo la movilidad de la parte baja del cuerpo.

Bien, tenemos el lugar, más concretamente aquí, ¿e imagináis ya quién de esta tierra de blogosfera fue vilmente atropellado?; ¿quién se creyó que atravesar los muros de nubes sería como rasgar una tela vaporosa…?

Perdonad, he tenido que parar porque esto es muy serio y no quiero siquiera sonreír. Ahoravuelvo,losiento…

El atropellado fue… losiento,noséquémepasa…

¡¡Fue Thiago!! JAJAJAJAJAJAJAJJAjajajajajjajajajaj

ajajajajajjajajajajajajajajajjajajajajaJAJAJAJJAJAJAJA…

Sí, mi pobre y majadero mascachifle se encontró un día ante esos muros de nubes y vio mas o menos esta inscripción al final de lo que allí se contaba: “sé sincero, de corazón te lo pido; da tu opinión, golpea sin miedo, ningún golpe será devuelto…

Oiiiich, deverdadahoravuelvo, losiento…

Pues sí, Thiago fue sincero y menudo viaje le dieron. De “no sabes leer/expresarte” para arriba. Y es que Thiago sabrá mucho del comportamiento de hombres desnudos… pero vestidos, querido…

Perdón por reírme.

¿Y quién?, tal vez los más avispados os preguntéis, ¿quién fue aquél que elevó por el fango del aire a Thiago?. Y es que el nombre, queridos, es de vital importancia. El veneno no se llama veneno por casualidad. Pues aún sabiendo Thiago que los muros, sí…, de nubes pero muros pertenecían a Christian Ingebrethsen, el pobre Thiago se tragó la petición de sinceridad. Cogió sus letras con la poca razón que Dios le dio y escribió su “opinión sincera”, como decía el muro de Christian Ingebrethsen… Y mira, mira, mira, para qué fue aquello, ¡qué respuesta-qué ofensa!,¡¡que toma más leña!!, ¡¡¡que toma que otra te llevas!!!, ¡¡¡que luego va Ant y comenta!!!

Que por cierto Ant se posicionó en favor de Thiago y yo no puedo por menos que discrepar y postularme a favor de ese hombre de nombre más difícil que pedir por escrito un schweppes. Y es que si yo tuviera mañana que dejar a alguien mi escoba – y no tuviera que hacerlo constar por escrito - se la dejaría a Cristian ingehejem…, ¡pero sin lugar a dudas! Desde que regularon la publicidad para artículos dirigidos a niños, no veía algo tan maravilloso y perverso. Que yo de verdad que lo entiendo; si poniéndome en el lomo ese nombre maquiavélico y pretencioso, aún llegara un chico a caer en mi trampa, ¡pues él se lo ha buscado, aunque no me hiciese más nada! Como esos niños que pese a advertirles con mi cara atractiva pero absolutamente seria y mi collar de perlas… aún así vienen a coger los caramelos que les doy, ¡pues….!

Cuando os pregunten por la maldad no digáis que murió cuando echaron a Aznar; decid que ahora se llama… Christian Ingebrethsen y puedes visitarlo si quieres; yo os animo, a visitarlo y ser sinceros porque, queridos, del suelo… ¡del suelo raramente se pasa!

Carmita que os lee y aún así, os quiere.

Iros a Cagarrutiblog

Letizia Plateada Como muchos habréis notado al salir el sol, tarde y sin ganas esta mañana… tras mi viaje a Galicia, me encuentro nuevamente fuera de España. En Suecia como invitada a la boda de la hija de mi amiga Silvia Sommerlath y el patanatas del rey Carl equis uve palito, esto es: la princesa Victoria.

Aquí no se habla de otra cosa mas que del feo que ha hecho Letizia con ese traje, y cito textualmente: “de alfombrilla de cuarto de baño”.

La verdad es que son unos exagerados porque, yo que la vi de cerca, puedo asegurar que no hay, ¡ni rastro!, ni de zapatos ni pies descalzos en su vestido. Ahora que no me preguntéis qué le habrá hecho Victoria a Felipe para que éste decidiera andar todo el día como si Humberto Janeiro le hubiese prestado sus zapatos ortopédicos.

En fin, que mas que una boda aquello parecía la promoción de ese blog que no puedo por menos que recomendaros. “Cagarrutiblog”, ¡por favor!, y dejad de escribid tantas tonterías, que una imagen la ves y no es ni un segundo, pero las letras es que se te meten en la cabeza y enfermáis a las personas con vuestras historias humanas, ¡sensibles, enrolladas!; eso cuando no os da por comentar los discos, juegos y películas que os habéis bajado para luego quejaros del paro. De verdad…, limpiad la blogosfera, postead en Cagarrutiblog, ¡iros a orinar al muro del facebook o a la jaula del twitter y si no al twenty!, con vuestros almost thirty or forty.

Carmita que os lee y sin embargo os quiere.

El país de los collares de penas

Nunca fui de estas personas que se adornan con tristezas y penas. Cualquier compañía, comentario o visita gracias a un escribir desgraciado me parece una derrota.

Ya de pequeña, pero no más joven, mi madre me decía: “Carmita, ¿has llorado ya en tu cuarto?”, y siendo así, salíamos adonde tuviésemos que ir.

El problema de hoy en día es que hay ordenadores en los cuartos y la gente se llora de su casa o su piso, del adsl y del iphone, de la cama y hasta el sillón.

Yo que ustedes

- esperar que os cuente -

veintidós,

me cuidaba muy mucho de dejar comentarios a personas que exhiben esas tristezas de peluquería, de no hay nadie que me quiera-madre qué pena.

Claro que, bueno, igual es culpa vuestra, que os resulta más fácil y apropiado dejar unas letras que demuestren vuestra por lo demás obvia, humanidad.

Yo, ni cuando estoy en el ambulatorio, me dejo arrastrar a esas conversaciones de enfermedades y soledades que sólo extrañan quejarse y cargar con ella, encantadas, como unas mártires.

¿Acaso digo yo que he estado pachucha, que el médico me ha prohibido ese blog porque, según él y los análisis, dice que me tapona las arterias? :( De verdad que lo siento porque “el país… de los bosques” se había convertido en el comedero donde me deleitaba de tanta maravillosa gotita de vida. Pero como me dijo el médico: “Carmita, ¿no ve que incluso el nombre de quien cuelga aquí es melaza pura?”. ¿Lo decía por Ausencia Silenciosa o acaso por Winnie? Como sea, ahora que yo no podré, espero que vosotros mientras la salud os acompañe – a falta de algo mejor que hacer – podáis disfrutarlo.

Por lo demás el doctor no me ha prohibido leer tonterías así que confío en poder seguir leyéndoos para luego recomendaros. Yo creo que es por eso, como aquella peli de terror japonesa, por lo que no he muerto.

Claro que siempre me divierto cuando el doctor busca y busca en mi pecho.

Carmita que os quiere y os lee.